Casi treinta años de historia -veintiocho desde la edición de su primer y glorioso álbum “Slowly We Rot”- se dan cita aquí gracias al décimo disco que editan los clásicos del death metal made in Tampa, unos OBITUARY que continúan con su idiosincrasia musical intacta, a pesar del tiempo. Y es que ya lo anunciaron en su regreso en 2005: están congelados en el tiempo.
Con todo, en su anterior obra “Inked in Blood” apreciábamos cierto acercamiento a sonoridades más accesibles -llamarlo comercialidad en el caso de OBITUARY no tendría sentido- en algunos de los temas, así como un sonido más contundente y denso, propio de ser ellos mismos quienes han pasado a auto producirse los discos, como es el caso que hoy nos ocupa. En este homónimo, todos los instrumentos encajan a la perfección, destacando una base increíble, donde bajo (me encanta la importancia que le han dado en la mezcla, hace que suenen como nunca) y batería son el hilo conductor de los riffs que, por encima, dibujaran las dos guitarras.
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