«Effigy of the Forgotten», el disco que editaron en 1991 los americanos Suffocation, iconazos del Brutal Death, joder, es ley.
Una obra magna, macabra, pegadora, infinitamente machacadora. Brutal. Joyaza de muchos quilates.
Claro que, como con todo lo icónico, uno no puede, o cree que no puede, superarse. Jodienda posterior. El retomar el rollo, el continuar con el legado terrorífico, siempre acojona. «¿Estaré a la altura? ¿Cuajaré una segunda parte tan imponente como mi debut?»
Y eso mismo, que siempre es una putada (pues no se disfruta en el momento y te pierdes el movidón adrenalítico, el decir «yo estuve aquí»), ocurre con el tremebundo «Breeding the Spawn». Cuesta verlo como obra maestra (no te engaño, no lo es). Pero, te lo digo yo, pega duro, abre heridas de por vida y te mete la mano dentro, removiéndolo todo, hurgando y hurgando. Siguen siendo brutales, intensos como un dolor de huevos. No están tan afilados como antes, pero siguen decapitando a voluntad. Atronadores.
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